¿Por qué no me elige?
Las golondrinas eligieron mi balcón. En toda mi extensa calle no veo ninguno mas donde hayan decidido construir sus nidos. Dicen que traen suerte y cuando las veo revolotear es como una señal de que el buen tiempo, y la alegría que conlleva, ya están aquí.
Hace un tiempo, cuando lo conocí, sentí que me habían hecho un regalo, nada fue decisión mía y era tan fuerte que no podía hacer nada mas que dejarme llevar. Nada de lo que pasó fue planeado o provocado, y lo mismo que ellas, mi regalo trajo a mi vida alegría y buen tiempo. Sucedió solo. De repente los fracasos de otras relaciones no pesaban tanto, y de algún modo, no tenia miedo a otro mas, porqué sentí que con él era imposible fracasar.
Igual que las golondrinas son un regalo del cielo, él también lo era y no había nada que pudiéramos hacer contra lo que él y yo sentíamos, puesto que nos había venido impuesto de una fuerza mas grande que nosotros.
Pero….que equivocada estaba. Igual que dos no se pelean si uno no quiere, lo mismo pasa en el amor. Dos no pueden estar juntos, si uno no quiere. ¿Qué injusto para el que quiere verdad? Y no digo que dos no pueden amarse, amarse si pueden, aunque uno de ellos se empeñe en ocultarlo, frenarlo o matarlo. Yo creo que el amor de verdad, se agazapa en el corazón hasta que encuentra el momento y la oportunidad para volver a salir.
Se hace duro esperar sabiendo que los días pasan, los momentos se desperdician y nuestro regalo, nuestro regalo se aja por el paso del tiempo.
No puedo estar equivocada, yo siento que me quiere. Quizás es lo que quiero ver porque lo quiero, pero; yo siento que por mucho que sus palabras digan una cosa, sus ojos y su cuerpo dicen otra.
Y decidme, ¿Qué puedo hacer yo? Por un lado me siento la persona mas afortunada del mundo por sentir lo que siento tan bonito hacia él, y por otra…la mas desgraciada por echarlo tanto de menos. Por no poder darle todo el amor que me nace en el corazón. No tener la oportunidad de demostrarle que siento el amor mas bonito que he sentido jamás por nadie, ¡es frustrante!. Se me caducan los besos en la comisura de los labios, el pecho me explota de tantos abrazos que quieren salir y no pueden…Mis días trascurren entre la alegría de tenerlo a mi lado y la pena de no tenerlo a mi lado.
Recuerdo un día que me dijo lo ilusionado que estaba por haberme conocido, y que pensaba que su vida iba a cambiar a mejor. Escribió un texto que nunca me enseñó sobre lo que sentía en ese momento. De algún modo, él también necesitaba dejar atrás la mochila que todos llevamos de nuestros fallos anteriores. Aunque yo creo, que no hay fallos; todo sucede como tiene que suceder para traernos a este instante en las personas que nos hemos convertido. Todos esos momentos de ilusión, se le han olvidado y está instalado en la zona de confort, y de ahí no sale. No ve todo lo maravilloso que se está perdiendo. Se que está feliz, pero también se que yo podría hacerlo mucho más feliz. No ve que no tiene que renunciar a nada, si no enriquecerse con mil cosas mas.
Aunque sea un ejemplo muy tonto, es como el que todos los días se come un bocadillo de pan de molde con jamón york y es feliz. Pero no sabe que si un día se comiera uno de salmón con mantequilla, disfrutaría mas, no sabe hasta que punto disfrutaría mas. ¿Cómo va a saberlo si no lo prueba? Lógico, ¿no?
¿Algún consejo? Se que cuanto mas le insista mas va a decir que no, pero, es que cada vez pesa mas el pellizco que es no tenerlo. Casi doce meses echándolo de menos cada día.
Yo también soy feliz con un sándwich de jamón york, pero no me conformo… ¿Cómo hacerlo cuando se que a su lado hay mil sabores que experimentar?
Igual que las golondrinas, solo quiero que él me elija.